Cuando presentamos alguna dolencia o molestia es muy común acudir inmediatamente al “doctor Google”. La práctica es sencilla y solo basta con poner en el buscador los signos que nos generan preocupación. Esta costumbre, que no es nueva, ha crecido en el último tiempo impulsada por la pandemia de coronavirus. Pero algo tan normalizado puede convertirse en una obsesión y poner en riesgo la salud.

Los especialistas denominan a esta situación como “hipocondría digital” o “cibercondría”. Se trata de un comportamiento relacionado con la búsqueda persistente y excesiva de información, pese a ser veraz y contrastada, sobre temas de salud mediante el uso de las nuevas tecnologías.

“La "cibercondría" genera que las personas experimenten ansiedad después de buscar información médica y abordar problemas de salud mediante internet. Se origina como un comportamiento en el que se busca la sensación de seguridad, pero al adquirir un carácter repetitivo y excesivo, lo que hace es conducir a mantener o empeorar las preocupaciones que se tienen”, explica a LA GACETA la psicóloga Cecilia Belén Benito.

La profesional advierte que una vez que la persona encuentra la información deseada no le genera una sensación de alivio, sino que le produce una exacerbación del cuadro emocional. Por eso recomienda aprender a diferenciar entre una búsqueda ocasional y una repetitiva. También aclara que esta conducta no es una actividad placentera, por el contrario, provoca angustia en quienes la padecen.

“Este comportamiento tiene como sustento el proceso en el cual las sensaciones corporales son interpretadas como ‘amenazas’ y signos de enfermedad grave, lo cual produce un incremento de los niveles de ansiedad y en consecuencia aumenta aún más la percepción de sensaciones corporales, lo que lleva a la creencia de que están enfermos. Por lo que la búsqueda en internet reforzaría y mantendría un círculo vicioso en los sujetos”, añade.

El psicólogo clínico Dante González precisa que quienes padecen de esta conducta no buscan arribar a un diagnóstico sino a la certeza de que están enfermos. 

“La búsqueda lleva -a la persona- a adquirir una identidad por la cual definirse, por la cual se nombra y puede ser nombrado, pero es una identidad difusa, ya que nunca es suficiente. Un sitio puede tener buena información, detallada y fundamentada científicamente, pero no bastará seguirá buscando, “la respuesta”, la certeza que le dé la seguridad que calme las señales de alerta que son puestas sobre el cuerpo, sobre una teoría del cuerpo que le sirve de sostén frente al miedo”, detalla.

No se trata de la curiosidad que puede tener la mayor parte de la sociedad ante un diagnóstico o síntoma. El psicoanalista remarca que las personas se encuentran vulnerables y expuestas, en ocasiones, a datos falsos o fuera de contexto que incrementan su malestar.

“La angustia por la enfermedad presente y que aún no es descubierta, lleva a la persona con ansiedad a interpretar de forma impulsiva las señales de su cuerpo, muchas de ellas normales, como la certeza de la enfermedad, así frente a la pantalla, con acceso a miles de “saberes” puede decir lo sabía, lo sé con la ilusión de controlar la realidad, hasta nuevo aviso”, completa.

Prestar atención

Que una persona muestre interés por su salud es un aspecto sumamente positivo. Esto ayuda a que si tiene alguna patología se pueda actuar rápidamente. Pero, como todo en la vida, cuando una preocupación genuina se vuelve compulsiva y modifica la vida cotidiana termina teniendo un efecto contraproducente.

Benito precisa que mientras más “agobiada” se encuentre el paciente, más tiempo pasará en portales para buscar los síntomas que presenta y convencerse así de que está experimentando una o varias enfermedades. Ante esta situación destaca la importancia de acudir a profesionales de la salud que puedan guiar y acompañar a la persona.

“Suele suceder que el sujeto deposita su confianza en internet y se aleje del médico generando automedicación, por lo que la relación médico profesional se ve afectada y la salud de las personas gravemente comprometidas por la automedicación”, acota.

Para finalizar, la psicóloga marca que en ocasiones la inseguridad o el temor llevan a las personas a tomar “medidas protectoras” las cuales pueden terminar por hacer daño. “Quiero remarcar y enfatizar en la importancia de concurrir a los profesionales de la salud porque ellos cuentan con las herramientas necesarias. También a hacer un uso responsable del internet: establecer horarios para evitar caer en abusos y verificar que las lecturas que hagamos en línea sean fuentes confiables como la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, finalizó.